Actualmente hemos instalado en nuestra empresa una célula de colada automática para nuestro carrusel de moldeo en arena en verde. Como activos, hemos tenido que poner en marcha un robot de colada con un cazo de colada, y un horno, una torre de fusión de aluminio con capacidad de generar caldo ininterrumpidamente y con calidad. Aparte de esto, hemos tenido que invertir en la integración y aseguramiento de la seguridad de los tres elementos mencionados: robot, carrusel y horno.
Hay una pregunta a la que todo gestor debe buscar respuesta afirmativa al plantearse una inversión en una pequeña empresa, y es ¿voy a poder incrementar mi beneficio durante el tiempo estimado para el ROI (retorno de la inversión), como para poder pagar el gasto mensual que pueda suponer dicha inversión?
Eso suponiendo que disponga de la liquidez o la financiación para poder asumir dicha inversión, sino no hay ni que plantearse la pregunta.
En un momento en el que la actividad en el País Vasco está muy ralentizada por el bajón europeo, y la fortaleza que ha habido del euro ante el dólar, para una empresa de subcontratación como la nuestra, esta pregunta solo puede responderse asumiendo como ciertas unas premisas sobre las que no hay ninguna garantía. ¿Tal cliente me seguirá pidiendo al mismo volumen? ¿Podrán pagarme los productos o servicios que venda?¿Podré aumentar mi cuota en el mercado objetivo para el que la nueva inversión está planteada?
Todas estas y otras preguntas similares, no pueden responderse con certeza, por muchas palabras o papeles firmados que pueda haber por medio.
Entonces, ante tanta incertidumbre, ¿por qué acometer las inversiones? Pues, básicamente, porque es la única forma de asegurar el futuro de una pequeña empresa. En un mundo industrial tan competitivo y globalizado como el actual, donde competimos con países low cost, que ya no están tan alejados o dan tanto miedo como anteriormente China o India, sino que los tenemos a escasas horas de avión, o coche, como el caso de Portugal, donde los salarios son fácilmente la mitad que los que aquí manejamos, y en el que ahora mismo sólo prima la variante precio, es necesario incrementar la productividad y reducir los costes, enormemente. Esto, no debe ser conseguido con una reducción de salarios, aunque parece evidente que ayuda, sino que debe haber un incremento de la productividad que solo puede ser entendida a través de la automatización de procesos y la reducción de operaciones que no aporten valor añadido a un producto o servicio (eliminar o reducir los tiempos de manipulación y transportes, reestructuración de puestos para hacer más de una operación por puesto,…).
De esta forma, se pueden llegar a obtener mejoras de rendimiento de productividad, que en el caso de nuestra instalación hemos valorado en cerca de un 30%, lo que en el producto final puede suponer cerca de un 10% del coste final.
Una vez vistos estos resultados, no nos queda más que seguir incrementando los procesos automatizados en la empresa, de forma que sigamos siendo atractivos para nuestros clientes, actuales y potenciales, de forma que la carga de trabajo se pueda mantener dentro del umbral de rentabilidad de la estructura de la empresa, y de esta forma, asegurarse el futuro. No queda otra.
Jorge Peral